jueves, 21 de febrero de 2013

UN DÍA CUALQUIERA...


                                                                             8:45 de la mañana y llueve con ganas. El autobús se acerca despacio para parar y, entre la lluvia y el limpiaparabrisas, intuyo un movimiento  negativo en el dedo índice del conductor.
–Oigaaaaaaa….que la rampa no funciona…eeeh…que no funcionaaaaaa!!!
Ya ya…me doy por enterada y se me ocurre plantear alguna alternativa, claro, poco bien vista, no estamos para perder tiempo y llegar tarde...así que nada Isa, tú tranquila bonita, que si tienes suerte en el próximo te subes. No, mejor voy avanzando en la silla hasta la próxima parada…aunque pensándolo bien, ¿no ves que es hora de colegios y el bus irá como sardinas enlatadas? ¿crees que te van a dejar libre el sitio por mucho que te empeñes en reclamarlo ?. Se me acaba de  ocurrir una opción mejor: ¡¡PLAN B!!. Vamos Isabelita que a ti lo de rodar bajo la lluvia no te asusta, y menos a esta velocidad….acelera, acelera, acelera…¿por qué las sillas tienen que ir tan lentas?...aún así pienso que voy a llegar antes que si fuera en el bus; mis ilusiones van en aumento hasta que una bicicleta me adelanta y se para en seco delante de mi.
-¡¡¡¿Es que no ves las señales en el suelooooooo?!!!. Este carril es para bicicletas y tú eres un peligro si vas por aquí!!!! ¿no ves las señales? ¿no las veeees?
Ufff…en tan poco tiempo he visto tantas señales, que por un momento agradecí que la silla no la pudiera convertir en carro de combateRespiro hondo y sé que las cosas suceden por algo, esta vez para recordarme que te quiero, que te echo de menos y, que ¡¡TE NECESITO!!….Mi querido carril silla.