8:45 de
la mañana y llueve con ganas. El autobús se acerca
despacio para parar y, entre la lluvia y el limpiaparabrisas, intuyo un
movimiento negativo en el dedo índice
del conductor.
–Oigaaaaaaa….que la rampa no funciona…eeeh…que no funcionaaaaaa!!!
Ya ya…me doy por enterada y se me ocurre plantear alguna
alternativa, claro, poco bien vista, no estamos para perder tiempo y llegar
tarde...así que nada Isa, tú tranquila
bonita, que si tienes suerte en el próximo te subes. No, mejor voy avanzando en
la silla hasta la próxima parada…aunque pensándolo bien, ¿no ves que es hora de
colegios y el bus irá como sardinas enlatadas? ¿crees que te van a dejar libre
el sitio por mucho que te empeñes en reclamarlo ?. Se me acaba de ocurrir una opción mejor: ¡¡PLAN B!!. Vamos
Isabelita que a ti lo de rodar bajo la lluvia no te asusta, y menos a esta
velocidad….acelera, acelera, acelera…¿por qué las sillas tienen que ir tan
lentas?...aún así pienso que voy a llegar antes que si fuera en el bus; mis
ilusiones van en aumento hasta que una bicicleta me adelanta y se para en seco
delante de mi.
-¡¡¡¿Es que no ves las señales en el suelooooooo?!!!. Este
carril es para bicicletas y tú eres un peligro si vas por aquí!!!! ¿no ves las
señales? ¿no las veeees?
Ufff…en tan poco tiempo he visto tantas señales, que por un
momento agradecí que la silla no la pudiera convertir en carro de combateRespiro hondo y sé que las cosas suceden por algo, esta vez
para recordarme que te quiero, que te echo de menos y, que ¡¡TE NECESITO!!….Mi
querido carril silla.